miércoles, 31 de diciembre de 2008
FELIZ AÑO
Si bien es cierto que nuestro concepto de tiempo es imparable, exacto y lineal. Existen matices, teorías que lo hacen un tanto exótico, sensual, inexistente. Si vivimos en el presente saboreando casa instánte, podemos desprender de nuestra visión de realidad, esa magnitud de tiempo que corre sin detenerse, y transformarlo en un "todo", en una realidad donde volver a los "recuerdos" no sea simplemente "mirar hacía atrás" y sentir al recordar, ni siquiera volver a vivir las mismas situaciones del mismo modo, simplemente no percibir que las cosas que creemos que van sucediendo van perteneciendo a un estado anterior. La realidad es única, va ligada a todo lo vivido, el conjunto de cada partícula perteneciente al Univero cuántico compone la sinfonía llamada todo, la suma de cada paso tuyo, cada gesto mío, cada beso del caminante que prometió regresar pronto, cada sonrisa del inocente niño que empieza a comprender tantas cosas, cada conexión de neuronas del bebé que cumplió 5meses, cada pájaro que se posa en el árbol que mañana cortará el campesino ecuatoriano, cada sentimiento de tristeza que sienta al cortarlo, cada nula importancia que le dé a ese gesto, cada nuevo abrazo que le dé la señora al hombre que tanto amó a los 20 años y que aún casada con otro, siente que él y solo él habrá sido el amor de su vida, cada sensación que siente el chico de 15 al ver una película, y la nueva y distinta sensación que siente la misma persona con 30 años al ver la misma película, cada lágrima que se desprende de los ojos de la 17 añera que no puede controlar tanta efusividad, cada sueño disntito en la misma noche, cada estrella que se apagó pero aún la vemos, cada espacio que solo separa lo tangible, cada duda del ecéptico, cada contradicción del creyente, cada hierba en el camino, cada mol de SO2, cada bit que llega a su destino, cada miedo repetido, cada idea que aparece, cada ideal que se destruye... Cada cosa que suceda es parte elemental de la realidad, aunque no lo veamos, ni jamás sepamos que exista. Sin atribuirle al destino el suceder de los acontecimientos, ni a la suerte, ni dejando al azar nuestro camino. Porque las cosas no suceden por algo, sino por nuestros actos, somos dueños de nuestra vida hasta que ésta se termina. Somos dueños de nuestros miedos hasta que podemos controlarlos. Somos aprendices de nuestras emociones, de las sensaciones que nos influye el mundo exterior. Somos eternos exploradores, eternos curiosos que desde el inicio de la humanidad y a medida que aumenta el grado de consciencia y madurez modificamos las mismas preguntas existenciales y también las mismas respuestas. Somos seres humanos que crecemos y aprendemos de lo que vivimos. Somos seres librepensadores, con capacidad de razonar, de amar y de descubrir en el otro lo que podemos llegar a dar para hacer feliz, para ser feliz.
