Barak Obama es el nombre del nuevo Presidente de los EE.UU. , un negro, y además, demócrata, que es como decir un cura y santo varón.
Creo que la elección de Obama es algo que se veía venir desde que en el Partido Republicano (los demócratas son, a la americana, como el PP en España, los republicanos estarían aún más a la derecha) se decidieron como candidato a la presidencia por un anciano McCain que siendo republicano, viejo, blanco y héroe de guerra, sólo podía conseguir la adhesión del americano tradicionalista que se identifica con los viejos valores de la clase media patriótica americana. Pero el ciudadano estadounidense de clase media, que exhibe en el porche de su casa en un barrio residencial de casas separadas por un jardín una bandera de la Unión en muestra de su elevado patriotismo, seguramente ya está cansado de un período republicano en el que ha visto como los neoconservadores se han adueñado de la Casa Blanca, imponiendo recetas económicas y sociales que no favorecen al desfavorecido y que en épocas de crisis y guerra, tampoco son solidarias con la clase media que se va empobreciendo ante las cada vez mayores dificultades a las que el American Way of Life se ve enfrentado.
Esa clase media patriota, cristiana y bienpensante se ha hartado de ver como día a día llegan más y más de sus hijos que se fueron a servir a su país en Iraq o en Arabia dentro de una bolsa de plástico opaca. La clase media está harta de una invasión difícil justificable en el tiempo.
Obama puede ser el cambio. El Presidente es el comandante en jefe de los ejércitos más poderosos de la Tierra, es el jefe del cuerpo diplomático más efectivo del mundo y es el director de la economía industrial y mercantil más potente del planeta. ¿Cuántas cosas podrían cambiar si sólo una parte del presupuesto destinado a Defensa se dedicase a Educación?
Creo que el nuevo Presidente puede hacer que las cosas cambien: debe favorecer y ayudar a las minorías pobres, universalizar la sanidad y la educación, reformar el sistema electoral para que no vuelvan a haber colas para votar en un sistema absurdo de máquinas fácilmente “trucables” como pasó en Ohio y en Florida hace algunos años favoreciendo al menos capaz de los candidatos.
La elección de Obama, lejos de ser el producto de un plan concebido como una operación de marketing para limpiar el buen nombre de un país y la imagen de una administración, es el resultado de la grandeza de la democracia. No hay manos negras que mueven los hilos de la política desde escondidos sótanos oscuros en algún oscuro rincón del planeta, ahí lo que hay es una nación que le ha dicho a su jefe “ya está bien”.
Tenemos nuevo jefe, un hombre negro, eso al menos es un cambio, una nota de color, ahora falta que como decían las organizaciones antiglobalización haga realidad aquello de “Otro mundo es posible”.
Joio Sol
